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sinequipaje

Para incrédulos.

Santa Claus en su taller

Muchos dirán que Santa Claus no existe y yo les responderé: ¿y quién es ese hombre orondo, de pelo y barba blancos, miope y sonora risa que trabaja en una Oficina Postal cerca de Rovaniemi en Finlandia?
Pues, sí señor, es el mismísimo Santa Claus. Alguien a quien podemos visitar si en una de nuestras escapadas nos acercamos hasta Laponia.

En estas fechas, os propongo un viaje que requiere al menos, una buena bufanda y un grueso abrigo. Nos desplazamos hasta Laponia, una reserva natural de Finlandia en la que la población de renos supera a la de personas. A pesar de que el finlandés más conocido es Santa Claus, los sami son los habitantes autóctonos, quienes poseen una cultura, idioma y tradiciones propias desde muy antiguo.

Aunque en un principio no de esa impresión, hay muchas actividades que hacer en Laponia. En verano se puede participar en excursiones a pie o en bicicleta, navegar en barcas por los ríos u otras actividades que organizan

Rovaniemi de nochelas casas de safaris. En invierno las diversiones y actividades se multiplican y se puede hacer todo lo imaginable en la nieve: un crucero en rompehielos, visitar un castillo de hielo, dormir o cenar en un iglú, conducir un trineo tirado por renos o huskies o una moto de nieve por los bosques y ríos helados. Además la vida nocturna en estos parajes es francamente impresionante.

Pero nadie que vaya a Laponia se quedará sin visitar la aldea de Santa Claus. Se puede llegar a ella en moto de nieve o en un trineo tirado por renos, eso sí, no se debe olvidar el traje térmico que nos proteja de unas temperaturas que pueden alcanzar los ¡50 grados bajo cero!. Esta pequeña población tiene hoteles en los que nos podremos alojar y en ella se encuentra la Oficina Postal donde, a diario, Santa Claus lee los millones de cartas que recibe de todo el mundo. Como ya sabréis, Santa habla multitud de idiomas, así que no tiene dificultad a la hora de saber lo que hemos pedido.

El viaje a Laponia se puede completar con la visita a una granja de los mejores amigos de Papá Noel: los renos. En ellas nos enseñarán los cuidados que requieren estos animales y sus dotaciones para poder realizar el ejercicio físico que llevan a cabo en un lugar tan gélido.

Santa Claus y uno de sus renos



Y para los más aventureros que se animen a conducir un trineo por el hielo, ¿qué mejor que unas clases para sacarse la licencia de conducción?

Este es un viaje más que recomendable si queréis visitar un lugar, seguro, inolvidable. Eso sí, no es apto para cualquier bolsillo. Yo os animo a pedírselo este año a Santa Claus, ¡y ya nos marcharemos el año que viene!.

2 comentarios

LIDE -

Gracias por tu comentario, Pablo. Ciertamente estoy de acuerdo; cualquier niño disfrutaría muchísimo con este viaje, yo diría más, cualquier persona que aún guarde el niño que fue dentro de sí lo haría.
Un saludo.

pmendez -

Creo que seria la ilusion de cualquier niño ir a esa lejata tierra... A que le molaria mogollon...