Camino del Fin del mundo
Combarro cuenta con alrededor de un millar de habitantes y conserva todo el encanto de lugares ya impensables en la gran ciudad. Y esto no lo digo yo, sino que Combarro fue declarado Conjunto de interés artístico y pintoresco en 1972 por constituir unas de las mayores muestras de arquitectura popular conservadas actualmente. Sus callejuelas son estrechas, construidas con adoquines irregulares, no pensados ni para tacones ni para vestidos de gala.
Se trata de un pueblo para pescadores y agricultores, que ha crecido para satisfacer las necesidades de sus habitantes. La costa es para la pesca, donde se encuentran 30 hórreos utilizados para almacenar el grano de maíz. Estas construcciones típicas se elevan con columnas para impedir la entrada de los roedores y evitar la filtración de la humedad de la tierra, lo que los dota de un aspecto peculiar. La cruz que corona los hórreos son muestra del fervor religioso que desde antiguo caracteriza al pueblo gallego.
Algo también típico de Galicia que tiene su muestra en Combarro, son los cruceiros que se erigen en distintas plazas y cruces de caminos. Éstos tienen profunda carga simbólica, ya que sirven para proteger a los caminantes de la Santa Compaña, la procesión de las almas en pena que se cree que aparece en las oscuras noches gallegas. En Combarro podemos encontrar seis de estos cruceiros, realizados a partir de 1727. En tres de ellos aparece la imagen de la Virgen del Socorro que, en actitud violenta, pisa y castiga a la representación del demonio. Hoy en día, los cruceiros protegen a los peregrinos que camino de Santiago, deciden desviarse por Combarro.
Además de la arquitectura, también se pueden contemplar escenas marineras que se desarrollan en el puerto y en la playa. Es habitual que las mujeres marisqueen cuando hay marea baja o que arreglen las redes de pesca en el muelle.
Si os decidís a seguir mi consejo y no perderos por nada del mundo este hermoso lugar, no olvidéis la gabardina y es que ya se sabe que acercarse a Galicia y no ver llover, es como no haber estado nunca. Una vez habiendo puesto al tiempo buena cara, podemos acercarnos hasta las tabernas de Combarro a degustar el queso de tetilla, el marisco recién recogido o los pimientos de Padrón, eso sí, sin olvidar un buen Albariño que pueda aliviar la tozudez de estas típicas guindillas.
2 comentarios
sinequipaje -
Un saludo!
A. V. -
No había visto este blog, y está mu bien. Seguid así.
Un saludillo